Los hermanos, mientras caminaban, entornaban los ojos, como habían hecho sus abuelos y sus bisabuelos durante cuatrocientos años, desde la llegada de los extranjeros con argumentos, y autoridad, y pólvora para sostener ambas cosas. Y en esos cuatrocientos años, el pueblo de Kino había aprendido un solo modo de defenderse: un leve entonar los ojos, un leve tensar los labios, y una retirada. Nada podía derribar ese muro, y ellos podían mantenerse íntegros tras él.
John Steinbeck
La Perla
*Lectura cortesía de -John-
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