Cuatro de la mañana. Estaba empapado en sudor, lo que acababa de ver-imaginar-soñar era demasiado violento, muy fuerte para su pequeña y patética cabeza. Le costó trabajo volver a dormir, no dejaba de pensar en aquella imagen. Pero lo peor vendría al día siguiente cuando ya había olvidado lo sucedido.
¡Qué pesadilla algunos sueños que se vuelven realidad!
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