De nuevo la 30, la 45, la 26; los lugares que todo estudiante de la Nacho conoce. Esa extraña sensación de volver al campus a respirar pensamiento, discusión, bohemia, compañerismo, revolución. Sentir el olor a cigarrillo, ver lleno el Freud, media facultad de Humanas andeneando o en el sofá tratando de cambiar al mundo a punta de nuevas ideas que nos saquen de la mierda en la que estamos sumergidos. Estar agobiada por la montaña de trabajos que me faltan por hacer, el mar de fotocopias por leer, los parciales y finales que se aproximan amenazando con no dejarme dormir.
Es la incesante idea del SFS (Síndrome de Final de Semestre): ¡Esta vaina ya se acabó y yo no he hecho un carajo!
Es una mierda entrar a terminar el semestre.
Es la incesante idea del SFS (Síndrome de Final de Semestre): ¡Esta vaina ya se acabó y yo no he hecho un carajo!
Es una mierda entrar a terminar el semestre.
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