lunes, junio 25

Al pie de la Norma

-¿Por qué no?
-Porque no.
-¿Pero qué tiene de malo?
-Todo. Simplemente no lo haga.
-Pero es que me gusta mucho hacerlo, me hace sentir que estoy viva.
-No, no, no, cómo se le ocurre decir eso, vea que después se va sentir muy mal.
-¿Y como por qué?
-Porque se va dar cuenta que no le sirve para nada, bueno, si, pa’ traerle problemas.
-¿Pero qué problemas me puede dar?
-Pues que personas como usted que andan haciendo esas gracias se pueden convertir en una molestia para los demás cuando les da por hacer más de la cuenta.
-Pero yo creo que todos tenemos derecho…
-¡¿Cuál derecho?! ¿Derecho a dañarse la cabeza? ¿A dañar la de otros?
-Sí todos hicieran eso se sentirían mucho mejor, créame.
-Mire, cuando yo tenía su edad también me dio por hacerlo y también decía las cosas que usted ahora dice, pero con el tiempo uno ve como son las cosas en realidad.
-¡Ah si! ¿y cómo son?
-Pues que al final tanta dicha no era cierta y uno ya no puede hacer nada, porque habrán otros que no les gusta lo que se está haciendo, porque cosas como esas van en contra de las normas.
-¿De las normas? ¿cuáles? Que yo sepa ninguna norma prohíbe eso.
-Las normas de la sociedad. No está explícito, pero si se pone a mirar detenidamente las viola casi todas.
-Sencillamente no le digo a nadie y ya.
-Lo que le digo. Deje ya de soñar con querer cambiar al mundo y verá como vive de tranquila y sin problema.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno y esa maldita maña de querer ser alguien en la vida...
Los dibujitos animados y los cuentos hacen estragos en los niños. Deberían prohibirlos... tanta fantasía tiende a atrofiar nuestro cerebro :(

... dijo...

obedecer sin causa, tan o más absurdo que no hacerlo... ;)