jueves, noviembre 2

Cuando la nube no se va (parte II)

Diana se prepara, mira por la ventana y la ve allí. Ya ha aprendido a identificarla, ya la conoce y sabe muy bien cuál es su juego: hacer su vida más difícil de lo que es. Ella sale y la Nube Negra también, cada una cumple con su función, pensó Diana, mientras observaba el Sol resplandeciendo por toda la ciudad menos justo debajo de ella; eso ya no le sorprende, así funciona la cosa.

¿Escapar? Podría ser una solución. Así es que lo intenta. Al tiempo que huye de la Nube Negra, persigue el Sol que ve en el horizonte. En ese momento llega a ella la esperanza de algo mejor al sentir los débiles rayos que se logran colar por alguna ventana.

Cree triunfar contra su enemiga pero se da cuenta que la Nube Negra tiene la increíble capacidad de adoptar las más diversas formas con tal de joderle la vida. Definitivamente su plan no resultó. ¿Y ahora qué? Por el momento resignarse y después ver que se hará, algo se le tendrá que ocurrir, esta situación no puede continuar.

¿Destruirla? ¿escapar de ella? ¿aprender a convivir con la Nube Negra? No sabe, está cansada, tiene pereza mental, y además, tiene un parcial y va tarde (adivinen por culpa de quién). Un día de estos seguro que encuentra la solución, tal vez sea simplemente porque es muy probable que un nuevo problema venga a su vida. Esto parece continuar hasta el fin de sus días.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seeee... Ese principio me sonó a ♪ ...tuntun tuntun tuntun... ♪ Jejejeje!

¡¡Yo quería comer granizooooo!!

El problema no es que lleves ♪...una nube negra sobre tu cabeza ♪ El problema es que dejes la sombrilla por ahí botada en cualquier parte.

Unknown dijo...

Al momento de materializarse la historia, la protagonista aún poseía su sombrilla (dañada y todo pero la tenía). Es muy diferente que ahora tenga que soportar su Nube Negra sin sombrilla. Si, muy astuta, la acabó de completar, pero que se le va a hacer