domingo, octubre 1

La Despedida

No puedo creerlo, ya pasaron dos meses, el tiempo se pasa muy rápido y en este momento estoy odiando eso.

Hoy se ha ido el único que me comprendía, el que entendía mis fortalezas y mis debilidades :(. El conocía muy bien que yo no era la más experta, así que siempre me daba una mano cuando más lo necesitaba, y aún sin ser de esa manera, sabía que en cualquier momento yo me podía perder, por eso era muy precavido y preparaba todo para que no me fuera a descordinar. Ay Bernardo, ¿por qué te vas? ¿y por qué hasta el otro lado de la ciudad? Sí pudiera créeme que te seguiría hasta el fin del mundo, pero me es muy difícil.

Es por eso que te dedico este espacio en mi blog; te lo mereces por ser tan, pero tan bacano. Ya quisiera yo que todos tuvieran esa pasión por enseñar y al mismo tiempo por aprender.

I’ll miss you (sniff).

P.D.: también se me van cosas como fletsibilidad, atción, contratsión, y cosas por el estilo (no es nada personal), pero como dice él la personalidad es lo que cuenta. Étsitos en San Andrés.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sip, las despedidas son tristes; muy muy tristes. Cuando a una le toca despedirse de alguien a quien quiere mucho, se le arma un nudo en la garganta y se le inunda el ojo. Y una se acuerda (porque ahí sí se acuerda) de toooodos los momentos juntos. Y también desea (porque ahí sí desea) que esa otra persona no se vaya y que puedan seguir compartiendo más cosas. La filosofía colombiana es sagrada: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde... y una de babosa todavía no aprende.